Hay que saber cuando hablar... y cuándo callar

DESAFÍO A

Escribe un relato corto (mín. 200 palabras, sin máximo) donde TODO sea diálogo entre personajes. 
Está prohibido introducir un narrador en ningún momento. Cualquier matiz que queráis hacerle al personaje deberéis hacerlo a través de su propia voz y palabras. Eso es lo que tenéis que lograr: que vuestro personaje se exprese por sí mismo al hablar. 
Para que sea más fácil os recomiendo que uséis solo dos personajes porque tampoco podéis usar la narración para decir "dijo Ramona". Por ello tenéis que tener en cuenta que cada personaje habla de forma única. Ni un chaval de 20 años habla como su padre, ni habla igual delante de su padre, etc. 

CHAPUZAS AL ATRACO

- Bueno Bill. Aquí estamos.
- Fiuu… Sí John. Llegó la hora.
- ¿Estás seguro de esto?
- ¿Eh?
- ¿Qué si estás seguro de esto?
- ¿”Esto”? ¿”Esto” qué?
- De “esto”. Todo. Lo que vamos a hacer, las consecuencias que tendrá, lo que pasará si nos trincan… ¡Pues eso! ¡”ESTO”!
- Aaaaaaaah, “esto”… Ehmm… pues… sí, sí, claro. Claro, clarito, clarinete.
- ¿Seguro?
- Segurísimo.
- ¿Al cien por cien?
- Doscientos por cien.
- ¿Claro como el agua de una fuente virgen en medio de la más alta montaña?
- Transparente viejo amigo.
- Vale, vale… Buf… a ver… ¿Te acordaste de traer las cosas?
- ¿Eh?
- … Las cosas, Bill. Lo que te dije que tenías que traer.
- ¡Aaaaaah! Sí, sí claro. Mira, lo tengo todo en el maletín, ¿ves? Estaba todo en tu lista.
- ¿Metiste las pistolas?
- Sep.
- ¿Y los guantes?
- A juego con los sacos con el símbolo del dólar.
- ¿Qué más había en la lista?
- Pues déjame mirar John… A verrr… sí, las pistolas, los guantes, las sacas, dos teléfonos móviles, pasaportes falsos, vuelos a las Bahamas… ¡Ah! ¡Y esto!
- … ¿Qué mierda es esto?
- Lo que ponía en la lista: las medidas. Te las he escrito en ese papel.
- … ¿Lo qué? ¿”Medidas”? ¿”Medidas” de qué?
- Ah, pues como en la lista no lo ponía, tomé medidas de todo un poco: de mi casa, de mi estatura, de la del gato, del armario, de mi pen…
- ¡”MEDIAS”! ¡Pedazo de cacho de trozo de retrasado mental con genes de gilipollas! ¡¡ME-DIAS!! ¿¿”MEDIDAS”?? Joder, me gagüen Dios…
- ¡Anda! Esto me pasa por ir sin las gafas, ¿ves? Que no leo. Pero también es culpa tuya, porque con esa letra de niño de 6 años no se entiende nada John…
- Tú si que tienes el cerebro de un niño de 6 años. ¿Se puede saber cómo pretendes nos metamos ahí dentro sin medias?
- ¿Sin ponernos falda? ¡AUCH! ¡Eh! Jopelines John, no me des collejas…
- Anda, anda, cállate. Que te mereces más que eso… Ains… Señor dame paciencia… A ver. Las medias son para la cara, ¿entiendes? Te las pones en la cabeza para que no te reconozcan las cámaras.
- ¡Aaaaaaaaaah! Vale, vale, no había caído yo en eso mira.
- Tú sí que caes, y gordo macho. Más gordo imposible…
- ¡Eh! ¡Que no estoy tan gordo! ¡Soy de hueso ancho!
- De hueso hueco eres tú. Vale, cállate un momento. No podemos hacer esto si no tenemos algo para cubrirnos la cara.
- ¿No podemos ponernos otra cosa que no sean medias? He leído por ahí que el riesgo de asfixia es muy peligroso, y a mí eso me agobia y me da fobia.
- ¿Y qué sugieres, genio?
- ¿Qué tal si nos compramos unas máscaras de estas de payaso de las de los cumpleaños? Las venden en cualquier chino.
- No me gustan los payasos…
- ¿Y eso, te dan miedo?
- No he dicho que me den miedo. He dicho que no me gustan.
- Osea, que te daban miedo de pequeño y como no superaste el trauma ahora lo compensas con un odio irrefrenable hacia ellos…
- Y tú te caíste de pequeño en la marmita de la idiotez, y tampoco lo superas. Cada uno que apechugue con lo suyo.
- Touché…
- Payasos no.
- Vaaale… ¿Frankenstein?
- Bleh, muy ridículo.
- ¿De tigre?
- Infantil.
- ¡Joé, no te contentas con nada!
- No haberte olvidado las medias.
- Vale, ¿máscaras de piratas?
- Hmmm… mira, eso podría quedar bien.
- Vale, pues piratas… Pero… ehmm… yooo… no veo ningún chino por aquí, ¿y tú?
- No, yo tampoco… Mejor será que las compre en el Carrefour con los paquetes de chucherías infantiles.
- ¡Me pido los PetaZetas!
- Sí, sí, lo que tu quieras…
- ¿Entonces lo hacemos mañana?
- Mañana.
- … Pero espera, ¿qué hacemos? ¿Comprar las máscaras o…?
- …
- …
- …
- Oye John…
- … ¿Sí, bill?
- ¿No nos mira la gente un poco raro?
- Uno poco sí…
- ¿A lo mejor por haber estado hablando a voces?
- A lo mejor…
- ¿Y eso que brilla al fondo de la calle no es la sirena de un coche patrulla? … ¿Eh, John?... ¿Johnny?... ¡¡JOHN!! ¡ESPÉRAMEEEEEEEE!



DESAFÍO B

Escribe un relato corto (mín. 200 palabras, sin máximo) donde TODO sea narración. 
Eso no significa que no haya personajes si no que no podéis meter diálogo. ¿Significa eso que no pueden hablar los personajes? No, solo que no puedes ponerlo en marcas de diálogo pero podéis transmitirlo desde la voz narradora.  
En la escena debe haber al menos dos personajes que interactuén entre ellos. O si no sería muy facilón hacer una narración sin diálogos de como Maniac está encerrada en su habitación, ¿no créis?

THE MESSENGER

Había vuelto a pelearse. Otra vez. Alice no quería meterse en problemas, pero parecía que éstos acababan encontrándola quisiera ella o no. Esa vez, como muchas otras, no había podido evitarlo. Se habían vuelto a meter con ella por llevar la cabeza rapada oculta bajo un pañuelo, por tener la piel más oscura que todos los compañeros de su clase y por estar más delgada que un palo.
Con apenas 8 años, Alice había tratado de explicarles que ella no tenía la culpa de que su medicación hiciera que se le cayera el pelo, ni de que su padre afroamericano le hubiera dado ese característico color chocolate a su piel. Además, ¿qué sabían ellos de su enfermedad, o de su familia? Nada, no sabían nada de nada; se decía, rodeándose las rodillas con los brazos y apretándolas contra su pecho. Se secó los restos de lagrimones con la manga de la camiseta gris que llevaba, y acto seguido ocultó su cara entre sus delgadillos bíceps.

No quería llegar a casa para que su madre viera los raspones en sus espinillas, los moratones en sus brazos y cara, y el pañuelo roto en un bolsillo, porque ya no podía atárselo en la cabeza.  Ella siempre le decía que no debía meterse en peleas. Que era malo para su salud, y que sus huesos eran más frágiles que los de los otros niños, por lo que podía sufrir fracturas con facilidad.
Eso era fácil de decir, claro, hasta que esos idiotas empezaban a perseguirla y a tirarle piedras a la salida del colegio.
Escuchó entonces sonidos de pisadas acercándose a su escondite, detrás de la caseta de materiales deportivos que estaba escondida tras el pabellón del gimnasio. Al levantar su mirada color café, se topó de bruces con un niño de su edad. Tenía la piel pálida, los ojos azul celeste y muchas pecas sobre la cara. Llevaba una gorra de béisbol puesta del revés puesta sobre la cabeza, que chocaba mucho con su atuendo casi de domingo y sus gafas de cristal hueso resbalándose sobre su nariz. Llevaba colgada a su espalda lo que reconoció como la funda de una guitarra.

Alice le miró de mala gana y le gritó que se fuera. Pero el chico, al ver que había estado llorando simplemente le preguntó que qué le ocurría. Ella volvió a gruñirle que no era de su incumbencia y que quería estar sola. En vez de marcharse, él se aproximó a ella, presentándose: Me llamo Ángel. Significa “mensajero”. ¿Y tú eres Alice, verdad? Significa “verdadero”, ¿lo sabías?
Alice rebufó, diciendo que aquello era una tontería. Una vez más volvió a increparle, usando todo el abanico de tacos que conocía, para espantarle y quedarse sola, como quería. Pero Ángel sonrió, se descolgó la funda de la espalda, y se sentó en el suelo, dejando un metro de distancia con ella. Se quedó mirándola y sonrió, informándole de que por las tardes siempre venía por allí para tocar música sin que nadie le escuchara. Sus padres trabajaban, y tardaban más en ir a buscarle a casa. La joven negó con la cabeza, no le importaba.

Pero entonces vio cómo él se quitaba la gorra de la cabeza un momento, para ponérsela del derecho. Ángel tenía también la cabeza rapada, y una fea cicatriz en la parte de atrás de la cabeza. Alice se quedó mirándole entreabriendo los labios, sintiendo que algo en su pequeño pecho se hinchaba de forma molesta, haciéndole sentir mal. Ángel cruzó su mirada azul con la de la niña, quien, azorada, la apartó de inmediato. El chico, sin embargo, no se mostró molesto. De hecho, esbozó en su cara pecosa una amplia sonrisa. Tuvieron que extirparle un tumor cerebral cuando era sólo un bebé, le explicó a Alice, y aún así, también tenía que someterse a quimioterapia para evitar que tuviera que volver a abrirle la cabeza como una sandía madura. Alice se rió un poco con la comparación. Ángel ladeó la cabeza y se rió también. Los dos se quedaron en silencio un momento.

Alice le dijo entonces que ella tenía un tipo de cáncer muy extraño, pero que los médicos le aseguraban que sobreviviría si lograba soportar la quimioterapia durante algunos meses. Daba asco, le aseguró, porque el tratamiento la estaba dejando muy fea, y parecía un esqueleto andante. Ángel asintió, y admitió que también se metían con él a veces.

Son todos unos estúpidos, aseguraba ella. ¿Cómo no iban a serlo, si no tenían ni idea de lo que era padecer una enfermedad como la suya? Todos ellos eran malos y despiadados por tratarles así. Esperaba que Ángel le diera la razón. Sin embargo, mientras sacaba su guitarra de la funda, negó con la cabeza y le rebatió con tranquilidad. ¿Cómo iban ellos a saberlo, si no estaban enfermos? La gran mayoría de ellos no sabían con mucha seguridad lo que era el cáncer. Y aún menos tenían algún caso cercano entre amigos y familia. 

No pueden entenderlo porque no saben lo que nosotros sabemos. Ángel ajustó las cuerdas de la guitarra, y las afinó de oído. No podemos culparles de ser malos, ni estúpidos. Sólo de ser ignorantes. Y sólo pueden dejar de serlo, si nosotros les mostramos lo que es.

Pero todos se asustan de nosotros, razonó Alice, pensativa. ¿Cómo pararse a explicarles que eran tan normales como cualquier otro niño? ¿Qué podían hacer lo mismo que cualquiera de ellos si quisieran?

Al principio todos tienen miedo. Siempre se alejan, porque no saben qué tipos de personas somos. Aunque en el fondo, saben que seguimos siendo personas. Mi madre me dijo que, tarde o temprano, cuando uno de ellos se pare a escucharte y se dé cuenta de que eres una niña maravillosa, todos los demás perderán el miedo.
Alice quiso saber si eso le había pasado a Ángel. Él asintió, y empezó a tocar varios acordes. La pequeña sintió una punzada de envidia, porque Ángel parecía ser capaz de perdonar a aquellos que se metían con él, mientras ella se sentía muy dolida y ofendida con todos ellos. No obstante, no pudo quitarle la razón a sus palabras.
Entonces ella le preguntó, mientras le oía tocar, que si acaso se escondía en el mismo sitio que ella para tocar sin que los matones le descubrieran. El negó con la cabeza.

Vengo a tocar aquí porque es el mejor sitio en nuestra escuela para ver la ciudad dorada.

Antes de que Alice pudiera preguntar, siguió la mirada que Ángel sostenía, clavada en el horizonte. Y tras la verja metálica que rodeaba el patio, vio que bajo la luz del atardecer, toda la ciudad se veía bañada en un tono áureo-cobrizo que, a medida que iban pasando los minutos iba adquiriendo un precioso cariz rosa. Alice había escogido ese escondite muchas veces antes. Pero como siempre había estado llorando, nunca se había parado a contemplar que una ciudad pudiera parecer echa de oro.
Ángel le propuso si quería escucharle tocar algo. Alice, con los ojos más brillantes, dejó que se le contagiara la sonrisa del chico. Y asintió diciendo que podía quedarse a escucharle un ratito. 

When you feel you're alone
Cut off from this cruel world 
Your instinct's telling you to run
Listen to your heart
Those angel voices
They'll sing to you
They'll be your guide
Back home...

When life leaves us blind
Love keeps us kind
It keeps us kind...

When you've suffered enough
And your spirit is breaking
You're growing desperate from the fight

Remember you're loved
And you always will be
This melody will bring you right
Back home...

When life leaves us blind
Love keeps us kind...
When life leaves us blind
Love keeps us kind...

Oeeeeeeeeeeeoooooooo!
Oeeeeeeeeeeeoooooooo!
Oeeeeeeeeeeeoooooooo-ooooooooooh!

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